miércoles, 17 de octubre de 2012

Te extraño

Pero, ¿qué le ocurre querida actriz? ¿De nuevo hablando sola?... no me diga, por favor, que se encuentra extrañando. Que ha vuelto a su antigua costumbre de sacar la ficción a su vida. De utilizar su "trabajo de imagen" para estar con seres que no están más por aquí... Sí, me lo suponía, ese aspecto de su vida nunca cambiara... le encanta provocarse esquizofrenia.

viernes, 31 de agosto de 2012

Septiembre.


Me pican los miércoles que se nos fueron... las tardes completas soñando contigo. Las tazas llenas de café frío. Me queman las imagenes implantadas en mi torso, efecto de cada abrazo que nos dimos.  Quema ese primer encuentro en que te entregue mi alma. Ese choque de dos cuerpos aterrorizados. Pintados con el temor de perder al otro, descubriendo, en un abrazo, que había más, detras de nuestros ojos.
Me sofoca aquella noche sin saber que hacer. Recargando mi frente con la tuya. Contemplando tus ojos, respirando tu boca. Me atormenta esa primera caricia de tus labios. La forma en que calmaste la agresión de mis recuerdos... como cambiaste sus manos por tus labios...
Me estremece ver como ha corrido el tiempo, como nos ha llevado a caminos siniestros. A medias noches de sueños contigo. A las manos de personas, antes, no presentes...
Me pica, me quema, me sofoca, me estremece... me mata volver al día en que todo paso... con la marcada diferencia que hoy, tu, ya no me cuidas...

viernes, 3 de agosto de 2012

Malicia.

Desde que tenía memoria, Luna, nunca soñó con ser una princesa. Eliminaba los finales de los cuentos y los cambiaba para que, al final, fuera la bruja la que, con artimañas deshonrosas, se quedará con el amor y casi esclavitud del príncipe. Soñaba con aquellas vampiresas que devoran el alma de los hombres con sus encantos. Con las sirenas que perdían a los marinos, enamorados de su canto y de su voz. Quería ser una de ellas. Abrazar con su perfume a todo aquel que pasara a su lado... y un día, sin darse cuenta, lo logro.
Con el paso de los años, Luna se convirtió en una mujer deseable. Un ser de mirada útil para la mentira. Porque ella tenía esa mirada infantil que hacía que todo hombre, que se encontrara ante sus ojos, cayera de inmediato en la jaula de sus amores. Esa mirada que los obligaba a creer en ella, muy a pesar de la razón. A perdonarla y sentirse culpables ante cualquier fallo de la relación. 
Luna era perfecta. Tenía un manejo meticuloso hacía los graves de su voz, y conocía los momentos adecuados en los que debían convertirse en agudos. Sabía ser un súcubo mortal. Un demonio enamorado de los efectos de su cuerpo ante los demás. Un ser que irradiaba sensualidad en cada choque de su cuerpo contra otro. Que provocaba adicción al simple roce de su piel. Que robaba almas y corrompía espíritus. Deseada y admirada por la cantidad de hombres que, ella misma, elegía. Era todo lo que alguna vez había soñado. Compartiendo sus amores. Cruzando la linea entre la maldad y la bondad, cada segundo de su vida. Actuando sin escrúpulos para conseguir lo que quería de cada persona que se le acercaba. Manejando sus mascaras a voluntad...
Pero fallo. Hubo un punto con el que, desde que era niña, no contó. Luna era humana. Ella no provenía de la ficción, ni había sido creada por seres del inframundo. Al final, Luna era una mujer como cualquier otra. Una mujer que por las noches, y en silencio, se imaginaba abrazada por alguno de sus tantos hombres, acurrucada a su lado. Repitiendo el mismo acto la noche siguiente, y la siguiente... besando unos mismos labios cada amanecer.
Y es que al final, no pudo evitarlo. Se descubrió víctima del mal que aqueja a toda aquella que juega a ser Femme Fatale...  los tenía a todos, y a la vez no tenía nada... 

jueves, 2 de agosto de 2012

Sí, te voy a extrañar.


Puse mis labios en tu mejilla, deseando encontrarme centímetros a la derecha; enrolle mis brazos en ti y rápidamente te vi salir. Te observe por la ventanilla del camión, mientras cada segundo me llevaba a pensarte más y tenerte menos.
Pensé en tus ojos. En tu rostro reflejado en los mios. En las muchas veces que hablaste de lo que mis ojos te decían. De todo aquello que, sin querer, te ocultaban. Los cerré y sentí la realidad girar en mi propia ficción, proyectando aquel momento que debía crear. Porque debía bajar de ese camión. Debía correr a aquella terminal y besarte hasta el último segundo de tu estancia a mi lado. Mirarte hasta que mis ojos dejaran de gritar cosas que ni yo misma me sé explicar. Rodearte con mi brazos para exigirte que no te enamores. Que me busques en tus sueños más profundos y encuentres, en mi, aquello que no entiendo. Aquello que deseo me expliques. Que expliques cada mirada, cada sonrisa, cada imagen que no me consigo sacar. Que me cuentes cuándo nacieron y por qué las hiciste tuyas. Quiero que escribas y borres en mí. Que dictes lo que debo pensar sobre este "nosotros" que se formo cuando sólo buscaba un "tu y yo"; y borres las acotaciones que mi imaginación desastrosa se ha atrevido a poner de más. Debía exigirte que no olvides las horas que nos dimos. Gritarte las noches que abrace tu cuerpo, que dormí mi mente para no decirte nada. Que mire tus ojos sonreírme cada que nos despertábamos. Prohibirte hacer con otro ser lo que conmigo hacías. Porque yo no comparto almohada con cualquiera, no ocupo apodos con cualquiera... Debía impedirte, si quiera, acercarte al mar sino es para pensar en aquel momento que me hizo inolvidable para ti... y al final, verte partir con mi imagen bien tatuada en tu cuerpo; con esa adicción que, presumías, te creaba; latente en cada poro de tu ser. Quería, y debía, pedirte eso y mucho más... entregarte ese anillo que tanto te querías llevar... pero permanecí en mi asiento con los ojos cerrados. Callada dejándome con mis dudas. Dejando que te cures de está adicción que me hacía la droga más feliz de todo la existencia... la droga más caduca, ahora que te vas... ahora que, yo misma, me descubro rompiendo mis reglas... deseando desabrochar ese negro cinturón.

domingo, 29 de abril de 2012

Nubes.

Tengo todo y no tengo nada. Al final, nunca tengo nada... Me sumerjo, por instantes, en una realidad que no me pertenece. Me amarro a algún cuerpo y finjo, al menos para mi, que nunca más se alejara del mio. Que despertara mañana buscándome en su cama. Soñando y despertando conmigo... 
Creo, en mi imaginario, un mundo en el que, aquello que deseo, me desea y me pertenece. Que me encierra en sus pupilas y me permite asomarme en su parpadeo, sólo para constatar que el mundo gira, aun, sin mi presencia... 
Sueño que llego a los limites de mis metas. Que rompo, con una mirada, todo aquel bloque que interrumpa mis pestañas... Sueño que llego a tiempo. Sueño, y como todo sueño, despierto. Me despierto impuntual en la vida de aquel que, de haberme conocido antes, me habría dado todo... que, de conocerme después, se habría entregado, sin miedo, a mi maraña emocional... Impuntual. Impuntual en la vida de todo ser que he deseado poseer. Que he buscado mantener en los limites de mis locuras... que he perdido para el disfrute de alguien más.  
Impuntual en el destino. 
Tristemente impuntual en mi destino...

viernes, 20 de abril de 2012

Sumergida.


Y de pronto me descubro ahogándome. Llenándome de agua los ojos resecos. De imágenes, los ojos perdidos. Y me atraganto con suspiros, de quien sabe que ilusión, que no logré culminar... que mate en medio de la oscuridad de mi mente dislocada. Mi mente descubierta ante una realidad que siempre tuvo frente a ella... Que deseó ignorar. Que fingió no soñar. 
Me descubro riendo de mi misma por la estúpida ilusión de ser tan leve y volátil, como lo son muchas... Leve para ver sólo tu cuerpo e ignorar lo que tu aliento me daba. Lo que tus ojos me mostraban de ti... Volátil para convertirte sólo en un recurso a disfrutar en momentos ocultos. En tardes obscenas de mi piel fundiéndose en la tuya... leve y volátil como no pude ser... como no sé ser... como nunca podré ser... 
Me descubro queriéndote ahora que sé que ya no estas... que no estarás. Que no podré, siquiera, volver a disfrutar de tu sudor en mis manos. Volver a dormir abrazada a tu cuerpo... 

A tocar ese negro cinturón...

Quisiera...

... rasparme la piel hasta quitar cada marca
                                                                de tus huellas digitales...

viernes, 13 de abril de 2012

Sí. Acepte.

Sabía mis desventajas. Mis probabilidades de quiebre. De autodestrucción. De terminar reventando cada vena de mi cuerpo al pensarte ajeno. Al imaginarte tocándola como me tocas. Hablándole como me hablas... Conocía las condiciones del juego y lo negativas que podrían pintar, en un futuro, para mis nervios dislocados. Para mis sueños contracturados. Para mis imagenes ideales de una expectativa lejana e imposible... Conocía el contexto pero, sobretodo, me conocía a mi. A mi que no soporto, siquiera, que otros ojos brillen por el que brillo yo. A mi, que no me concibo con alguien que no me sienta su centro, su eje, su todo. A mi que me gusta entregarme con intensidad, únicamente, si estoy segura de que domino la situación... de que soy yo quien manda y ordena cada movimiento con los gestos de mis ojos, de mis labios...Y aun siendo así, posesiva y celosa, sucumbí ante la idea de hacerte mio. Mio sin el derecho de nombrarte nunca como tal. Mio, sólo por el placer infinito de tenerte, intermitentemente, al alcance de mis labios... de mis manos. De mis ojos que desean tus pupilas enamoradas... 

Y dije sí. Dije sí y acepte tus condiciones... 
haciéndote creer que tu también estabas aceptando las mías.

jueves, 5 de abril de 2012

Ahora cierro mis ojos...

Y entonces me encuentro en medio de una situación que sólo llegue a soñar. A imaginar. A desafiar con mis letras insinuantes. Letras jamás leídas por ti, y aun así, seguidas, con tal precisión, como si hubieras memorizado cada una de ellas. Ahora es que me encuentro sola, contando las horas, para volver a tener tu imagen frente a la  mía. Ahora es que me cuestiono por no saber reaccionar ante tus ojos enamorados. Por no haber arrebatado de tu boca, ese beso que me ofrecías con la mirada. Ese abrazo que me insinuabas con el movimiento de tu cuerpo. Tu cuerpo alineado a mis deseos, a mis antojos, a mis noches de sueños contigo. Sueños que, aun despierta, te llevaban a calles de mi mano, a mares frente a nuestros ojos, a tardes efímeras con sabor a café...
Y me imagino el sabor de tu boca, el color de tus besos... la entrega que hacía mi hubieras tenido, de no ser porque la gente nos miraba... Me imagino nuestro encuentro privado. Nuestras almas desnudas. Mi mente descubierta ante esos ojos que, por tanto tiempo, supuse míos. Que por tantos días espere que hablaran. Que cumplieran lo que la gente rumoraba. Y no lo creo. Y me emociono. Me emociono porque hoy sé que es verdad. Porque estoy segura de que también sueñas conmigo... que deseas pasar tus últimos meses, posibles, lo más cerca de mis poros.... de mis ojos. De mis labios que buscan besarte. Que buscan tocar tus suspiros...
Y ahora, ahora es que pienso en ella. Tu "ella". Tu ella que te espera sabiendo que la amas. Que la extrañas. Ahora es que sonrío y la pienso inferior. Por debajo de tus deseos. De tus anhelos. De tus más grandes ensoñaciones con un futuro ideal... Y al mismo tiempo la veo tan por enorme... tan cerca de ti. Tan segura y colocada en tu futuro. Es ahora que te temo a su lado. Que te deseo lejos de ella, de sus manos, de sus labios. Sus labios que me roban los besos que ni siquiera he llegado a probar... Es ahora que te pienso sin ella; aunque de sobra sabemos que no pasara. Porque, lo leo en tus ojos, y sé, que al final sera ella quien mirará tus manos tocando cuerdas por una eternidad. Ahora. Ahora es que finjo que sólo me gustas... que no siento nada y que acepto tenerte por episodios en rincones escondidos.
Ahora es que cierro mis ojos y te pregunto ¿Te imaginas como sería? ¿Cómo sería de habernos conocido antes? Yo lo pienso a menudo... Yo te pienso constante.
Cierra tus ojos.
Borra su imagen. Busca la mía...
Y a ella...
A ella olvídala hasta que debas irte.

martes, 27 de marzo de 2012

Que no he sabido...

Y entonces llega el momento en que ni siquiera logró retratar, en letras, lo que mis ojos están gritando... Lo que, por dentro, me rasguña. Me carcome. Me permite maldecirme. Aquello que me incita a descubrirme frente a ti... Pero lo callo. Y finjo. Y actuó con la alegría que debería impregnarme en este momento. Esa alegría por ti que, mi egoísmo, no me permite sentir... porque te quiero aquí. Te quiero aquí... Te quiero sintiendo un deseo por no alejarte de mis brazos. Posesionado por tus instintos. Transformado por pensamientos que te lleven a evolucionar tu atracción por mi... 


domingo, 11 de marzo de 2012

Róbame.

Mírame. Vuela tus ojos hacia mis labios que buscan morder tu cuello. Hacia estas manos que han tocado ya, tu espalda desnuda. Que han sentido tu cuerpo agitándose en el mio. Que te buscan y te anhelan teniéndote tan cerca. 
Mírame morder mis labios por no poder besar los tuyos. Por tener que hablar contigo, sintiendo tu aliento, y sabiendo que no puedo seguir el impulso de dejarte sin él. Y no puedo porque mis encuentros contigo no están hechos para el dominio público... Porque el anonimato nos divierte. Nos motiva.
Mira mis ojos, que tan bien sabes leer, y escucha lo que te piden, lo que te ruegan. Mira mis ojos y devórame con tus labios. Torturame con tus manos. Apriétame a tu cuerpo y has que me olvide de que, en algún momento, fuimos dos.
Olvida ese acuerdo silencioso y roba mi estabilidad. Róbame completa y llévame a un rincón en el que nadie presencie el impulso de mis labios sobre los tuyos. Un espacio en el que te muestre las ansias que tengo por volver a estar contigo. Un lugar. Uno que exista, siquiera, en tu mente. Llévame, en tu mente, a donde tu quieras y después... después regresa para que sigamos "actuando" tan naturales como siempre lo hemos hecho...

Nube negra.

Caminaba por la habitación como buscando una salida para su mente. Cerraba los ojos y se maldecía por no tener la capacidad de asesinar sus sueños. De aniquilar los segundos de su imaginación. Se maldecía por no poder desbordar de su cuerpo esa película interna. Esa en la que él seguía apareciendo al cerrar sus ojos. Lo extrañaba. Extrañaba aquel roce secreto que sus labios tenían contra su piel húmeda. Aquel tacto indiscreto que la elevaba hasta las más sublimes ensoñaciones. Lo extrañaba en ella. Torturándola. Haciéndola exhalar 1302 suspiros... Extrañaba su cuerpo. Y de una manera irónica, deseaba sólo extrañar eso. Deseaba sólo añorar su sudor porque sabía que seguiría sintiendo. Con él, con otro, con todos los hombres del mundo. Sabía que volvería a explotar. A gritar y dirigir su mirada desorbitada al cuerpo de otro hombre... 
Pero, ¿y sus ojos...? 
Y esa forma dulce de hablarle, de tomarla de la mano... 
¿En dónde volvería a encontrar unos brazos que le den seguridad? 
¿Quién se atrevería a romper sus miedos con tal habilidad?

Había caído en cuenta de su desgracia y, ahora, permanecía tirada en un rincón, con la mirada fija en la puerta. Deseando con todos sus sentidos que salir de su mente, de sus recuerdos, de él... fuera tan fácil como salir de aquellas paredes negras que aprisionaban su cuerpo. 

El problema era que a él no sólo lo deseaba... también lo amaba.

domingo, 26 de febrero de 2012

Soy.

La verdad es la siguiente: 
Soy excesivamente extraña. 
Siento lo que no digo y digo lo que no siento. 
La confianza se la doy a pocos y mis besos se los doy a muchos. 
Aspiro a ser actriz, así que vivo jugando con mis emociones, 
pero pocas veces permito que alguien más se acerque a ellas... 
He vivido mucho y, a veces, me castigo por lo vivido, 
"Demasiado dañada" quizá... 
Trastornada y emocionalmente explotada... 
Con el gran defecto de tener una imperfección demasiado remarcada.
Soy. Vivo. Creo. Y a veces, muero. 

Pero a pesar de todo la extravagancia de mi ser, no cambiaría un milímetro de mi linea del tiempo. No cambiaría un centímetro de mi cuerpo dañado. No cambiaría. No cambiaría por nada. Por nadie. A pesar de todo... me amo como no tienes idea... Gracias.

Sin mas por el momento.

Debo darle las gracias señor mio. No sabe usted, lo mucho que me ha facilitado, el proceso de olvidarle, con estas últimas declaraciones. De verdad le agradezco infinitamente el descubrirse un cobarde ante mí.
Ahora permitame retirarme con lentitud... usted puede terminar su té y luego marcharse.

Deseo.

Vaya conclusión a la que hemos llegado...
demasiado dañada para ti.

Ojala hubieras ocupado tu bandera de sinceridad para trasmitir ese mensaje que resultaba ser tu única razón. Ojala tus ojos no me hubieran hablado diferente a como me hablo tu boca.
Ojala encuentres ese ser perfecto, sin  problemas ni dolores, con el que sí logres ser feliz. Tu extranjera de cabello negro, supongo. Ja.
Ojala que mañana no abras los ojos y descubras que tus labios no saben moverse sin la ayuda de los míos.
Ojala no descubras que sólo mis manos sabían descubrirte, que sólo mi cuerpo se dejaba descubrir.
Ojala que no me busques. Ojala que no me encuentres.
Ojala nunca te claven una navaja que atraviese tu ser, al grado de dejarlo herido.
Ojala nadie te juzgue y te deje solo, si es que tienes la confianza de mostrar la hendidura de tu herida.
Ojala algún día te des cuenta de que todos en este plano existencial... estamos demasiado dañados para ti...
Ojala...

jueves, 23 de febrero de 2012

Tu negro cinturón.


*

Me miras. Miras mis ojos y me das esa seguridad que necesito. La seguridad de que somos sólo amigos, pero nos gusta probarnos como algo más. Tomas mi mano y potencias mis suspiros a gritos explotados. 
Siento mi cuerpo distorsionado por tus caricias ajenas. Por tus manos que, con aprensión, torturan los poros de mi cuerpo dispuesto. Dibujan las formas de mi estado agitado... tus manos que me convierten en la única imagen deseable para ti. En lo más. 
Y te escucho. Te escucho deseándome. Comiendo mi respiración con increíble ansiedad. Tomando mi cabello como la cuerda que te ahogara más tarde. Mis piernas como dos pinzas que te atrapan y succionan. 
Y te tengo. Y me tienes. Terminando uno junto al otro en pleno éxtasis entre risas y suspiros. 
Tu la amas y yo a él. 
Pero me muerdo los labios lastimados, por volver a explotar junto a ti.

lunes, 13 de febrero de 2012

De la perdida innecesaria.

Voy a estar bien. Me repito una y otra vez mientras me meso como cliché de manicomio...
¿Pero cuando?
Ahora sé que termino. Que ya no tengo permitido esperar tu llamada. Soñar con tus ojos chiquitos, con tus labios que me encantan... 
Escondo mi dolor detrás de una servilleta, ahogando los sollozos que me provocan tus dudas. Más café. Más liquido caliente que calme el frío que me congela las venas, que me impide fluir.

Odio amar. Siempre me pasa. Por eso lo odio.

El dolor nunca ha lucido bien frente al espejo. Por eso mis lágrimas crecen cuando veo el reflejo de mis ojos aclarándose ante el rojo del contorno. 
Quisiera callar mi dolor. Dejar de volverlo público. De llorar frente a la gente... ese mal habito que me creaste. Ese de mostrar mis emociones afuera del escenario... debiste llevártelo contigo.
Me veo débil. Me veo víctima. No quiero. No puedo. No debo... No soy víctima... o quizá sí, víctima de mi misma... pero ese es un habito que trato de quitarme.
Volví a ser fuerte frente a ti- Me mantuve cuerda, racional. Ahorre mis lágrimas para cuando no estuvieras. Porque sólo tu sabes como odio que ellas logren chantajearte.
Llorar en un lugar público, vaya "cursilería". Lloro sentada en el sillón que me vio reír, aun antes de conocerte. En el sillón que me vio besarte. Que me vio abrazada a ti, simulando que dormía, sólo para sentir como protegías mi sueño contra todo. En el sillón que te escucho decir "Te amo". Que te creyó tu amor por mi. Lloro. Lloro sola, porque tu ya no estas conmigo, ya no lo vas a estar. Lloro sola porque así es como estaré a partir de hoy.
Escuche las señales incorrectas y ahora pago el precio de la ilusión. Esa que siempre me hace volar más de la cuenta...
Ya no quiero volar.
No sé porque no entiendo que no sé cómo hacerlo.
Y si te enamoras, ¿qué va a pasar conmigo? Si te enamoras ¿cómo harás para llevarte lo que siento e inyectarlo en alguien más? ¿cómo harás para robarte cada frase que me dijiste y trasportarla al presente con ella? ¿cómo hago yo para dejar de sentirte tan mio? ¿cómo borro los significados que creamos en común? ¿cómo borro tu sonrisa de mis sueños más frecuentes?...
¿Cómo vuelvo a dormir sin pensar que, al abrir los ojos, 
veré tu semblante de niño... 
sentiré tu respiración agitada...  
escucharé tus preguntas incoherentes, continuación de tus sueños?
Voy a estar bien. Siempre vuelvo a estar bien. Pero hoy, hoy quiero beberme el dolor hasta perder la conciencia... quiero sentirme libre y disfrutarlo como antes, como siempre... Quiero llorar por la muerte, por mi pasado, pero dejar de hacerlo por ti.
Ojala me hubieras amado como te ame. Como te amo... ¿Y si sí lo haces? Ni como saberlo... Ya no importa.

Dolor.

Hoy no llamaste. Son las dos de la mañana y, sin embargo, sigo pegada al celular. Soñando con que tu tampoco puedes dormir, que no soportas no hablar conmigo en todo un día. Que no sobrevives a la falta de mi voz... sueño que te sientes como me siento yo. Pero sólo eso. Sólo sueño. 
No llamaras.
La confusión y el enojo me devoran. A veces quisiera que todo fuera claro . Que lo nuestro estuviera en el negro o en el blanco... Sólo Dios sabe como odio vivir en el gris.
Quiero saber. Saber qué sientes... qué piensas... qué quieres. Si me quieres, si me amas, si me necesitas... si me sufres como te sufro yo.
Quiero sacar las nubes que proclaman mi pensamiento.
Me derrito. Me rompo. Me desplomo.
Me desintegro en el dolor que no puedo controlar... No logro escribir. Me pierdo mirando el humo de el incienso que arde junto a mis velas gastadas... "Eres bien bruja" dirías... "Sí, pero te amo" respondería yo...
No entiendo. No logro comprender porque amándome como te amo, no corres hacia mi y cortas mi suministro diario de lágrimas. 
Busco mis lágrimas y toco mi piel. Mi piel. Tuya. Tu cuerpo formado sudando sobre mi. Me sumerjo en los recuerdos y me hace pensar en todo el tiempo que ha pasado desde la última vez que te tuve en mi cuerpo... quizá eso afecto. Quizá ya no me sentías. Ya no te provocaba el deseo de devorarme. Pero... ¿por qué? ¿qué cambio?
Te amo.
Las navajas de mi pensamiento me tientan. Quiero sentir terror por el flujo incontrolable de mi vino personal. Quiero y, como no debo, muerdo mi labio con fuerza. Grito por dentro y te maldigo por no llamarme. Por no decirme que me amas. Quizá, incluso, por no amarme como te amo yo. Me duele. Me molesta mi dolor. Mis trastornos. Porque sé que conocerlos termino por asustarte, o quizá no, quizá simplemente termino por convertirme en mi Ángel Guardián... Y todos sabemos que un Ángel no quiere ser responsable del dolor. De mi dolor. Del dolor de tu protegida a la que quieres salvar. 
Te tengo una noticia: 
Estas despedido Ángel Guardián.
 No quiero que me protejas de todo mal, quiero que me ames y entregues tu maldad a mi... sigues sin llamar.
Encapsule mis lágrimas y ahora no puedo soltarlas, por más necesario que lo sienta. Me preocupa. Una sabía mujer me dijo que si evito sentir una sola cosa, y lo logro, todo lo demás que siento, también se ira. Yo busco no sufrirte más. Y preocupa. Preocupa que algún día llegues amándome. Diciendo que el tiempo paso. No quiero que cuando, para ti, pase el tiempo necesario, para mi haya pasado tiempo de más.
Debo dormir...
Y nunca llamaste.
Ojala pudiera llorar.

miércoles, 18 de enero de 2012

Hoy

Quiero ver sangre...


                                                                                         Y quiero que sea mía.

viernes, 13 de enero de 2012

No.

Y de nuevo me invade este miedo. Estas ganas de salir corriendo. De huir de este mundo en el que te has vuelto tan presente. Permanente. Necesario. 
No lo soporto. Reniego que me invadas por completo; porque el terror de no saber como cubrirte de la misma intensidad me aterroriza... Perderte me aterroriza.
Corro. Corro hacia ti como si nada pudiera pararme. Como si la razón me estorbara y se convirtiera en una estampa reciclable. Arrogante. Innecesaria.
Siento un dolor subir desde mi estomago y desbordarse por mis ojos. Ese intenso ardor que no me deja respirar. Que existe del simple imaginario de tu ausencia. Del pensarte aburrido. Cansado. Incompleto por mi. Conmigo... La angustia se combina a mi dolor y en su camino, se lleva el claro de mis ojos y los apaga en un momento... Preocupa. Preocupa pensar en lo que pasaría de convertirse en realidad. Lo que sentiría. Lo lento que moriría.
Ámame con fuerza. Entrega tus sentidos... pero no me abandones en medio de esta lágrima que sólo nace para mojarte a ti.