viernes, 20 de abril de 2012

Sumergida.


Y de pronto me descubro ahogándome. Llenándome de agua los ojos resecos. De imágenes, los ojos perdidos. Y me atraganto con suspiros, de quien sabe que ilusión, que no logré culminar... que mate en medio de la oscuridad de mi mente dislocada. Mi mente descubierta ante una realidad que siempre tuvo frente a ella... Que deseó ignorar. Que fingió no soñar. 
Me descubro riendo de mi misma por la estúpida ilusión de ser tan leve y volátil, como lo son muchas... Leve para ver sólo tu cuerpo e ignorar lo que tu aliento me daba. Lo que tus ojos me mostraban de ti... Volátil para convertirte sólo en un recurso a disfrutar en momentos ocultos. En tardes obscenas de mi piel fundiéndose en la tuya... leve y volátil como no pude ser... como no sé ser... como nunca podré ser... 
Me descubro queriéndote ahora que sé que ya no estas... que no estarás. Que no podré, siquiera, volver a disfrutar de tu sudor en mis manos. Volver a dormir abrazada a tu cuerpo... 

A tocar ese negro cinturón...

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