viernes, 6 de agosto de 2010

Introspección (Escritura automatica)

Giro sin sentido en mi cabeza cuadrangular, busco en sus esquinas un pedazo de amabilidad, con el único propósito de devorarlo. Tengo mucha y sobra, tengo mucho y sobra. salgo por un ojo, que lindo color pisan mis tentáculos verdosos. Soy un cliché, soy verde. Salto hasta otra superficie y me miro, por primera vez, de frente. Me observo parada, sin sentido, sin expresión en los ojos, me observo fuera de mi y descubro que mis tentáculos no son perceptibles a la gente. La gente me ve común, normal, esa es la razón por la cual no me temen, por la cual no se cuidan al estar cerca de mi... quizá alguien debería advertirles. No. No. No. Necesito comer. Remordimientos para después.

Crujidos afuera, es hora de volver. Me deslizo por mi brazo y lo noto requemado, después aplicare crema. Llego al cuello, esta vez entro por la boca. Cuadros Cuadros Cuadros a mi alrededor. ¡Amabilidad!, ¡Amor!, la tomo y la utilizo para pintar mi interior, dejarlo listo para las victimas, para la gente sin tentáculos, o aun mejor, para la que tiene tentáculos fáciles de devorar. Un hombre. Sonrisa. Cayó.

Como dos extraños.

Mas que nunca había deseado encontrarlo, recordarle lo bueno que era estar juntos. Cambiar su soledad por aquella anhelada compañía.
   En las ultimas semanas había pensado en él con fuerza y disfrutaba sus tardes rememorando cada momento a su lado, cada beso, cada abrazo. - Solo lo bueno - pensaba. Pero la realidad es que no lograba encontrar ningún error en su historia común.
  Sabia que se veía a si misma como una mujer desesperada, una loca. Una acosadora que, con el propósito de encontrarlo, investigaba cada paso que él hacia en su vida; y, por supuesto, este sentir aumento el día en que por fin descubrió su paradero. 
  Y ahora lo tenia ahí, con el ir y venir de los automóviles como única barrera. Su sonrisa no podía ser mas amplia, y la de él respondía con el mismo candor. Sin poder evitarlo su imaginación la llevo a pensar en un encuentro perfecto, con el ruido de los autos como fondo musical, marcando los latidos de su corazón que deseaba volver a amar como antes lo había hecho.
  Rojo. Cada paso que daba, una ilusión, cada ilusión una mirada, su mirada. El saludo no se hizo esperar, las risas nerviosas tampoco... pero no hubo nada mas. Ella trataba de hablarle de todo, de nada; mientras que él simplemente sonreía, esa sonrisa que ahora con la cercanía, no parecía tener la misma emoción, la misma veracidad. Esa sonrisa que sin duda los años habían cambiado.
  Quizá no debió omitir momentos al recordarlo, quizá así se habría dado cuenta de que idealizaba lo que ya no tenia. Una lágrima salio de ella, y antes de girar, para seguir su camino, lo miro - perdona, los recuerdos me han hecho mal. - susurro, y volvió su rostro hacia la calle ahora sin trafico, hacia la calle vacía, donde, durante mucho tiempo, ningún carro volvería a pasar.

domingo, 1 de agosto de 2010

¡Estas castigada!

Ayer, o mas bien hoy por la mañana muy mañana, viví una experiencia de lo mas curiosa. Así fue como me encontre, a las 4:00am corriendo por el sumidero en tacones, y muy guapa he de decir, gritando, cual llorona, el nombre de mi peluda y bigotona hija, una schnauzer de 4 años. Y es que uno no pensaría que a esa hora se iba a salir ¡solo por abrir un poco la reja! pero vaya, después de la gran angustia e incluso después de las lágrimas, la encontré hasta la terminal de camiones y la traje cargando a casa, no sin antes darle un muy buen sermón.

Noche en los molinos con descurbrimientos interesantes, aunque no necesariamente agradables. Una noche feminista y contra ellos.