domingo, 26 de febrero de 2012

Soy.

La verdad es la siguiente: 
Soy excesivamente extraña. 
Siento lo que no digo y digo lo que no siento. 
La confianza se la doy a pocos y mis besos se los doy a muchos. 
Aspiro a ser actriz, así que vivo jugando con mis emociones, 
pero pocas veces permito que alguien más se acerque a ellas... 
He vivido mucho y, a veces, me castigo por lo vivido, 
"Demasiado dañada" quizá... 
Trastornada y emocionalmente explotada... 
Con el gran defecto de tener una imperfección demasiado remarcada.
Soy. Vivo. Creo. Y a veces, muero. 

Pero a pesar de todo la extravagancia de mi ser, no cambiaría un milímetro de mi linea del tiempo. No cambiaría un centímetro de mi cuerpo dañado. No cambiaría. No cambiaría por nada. Por nadie. A pesar de todo... me amo como no tienes idea... Gracias.

Sin mas por el momento.

Debo darle las gracias señor mio. No sabe usted, lo mucho que me ha facilitado, el proceso de olvidarle, con estas últimas declaraciones. De verdad le agradezco infinitamente el descubrirse un cobarde ante mí.
Ahora permitame retirarme con lentitud... usted puede terminar su té y luego marcharse.

Deseo.

Vaya conclusión a la que hemos llegado...
demasiado dañada para ti.

Ojala hubieras ocupado tu bandera de sinceridad para trasmitir ese mensaje que resultaba ser tu única razón. Ojala tus ojos no me hubieran hablado diferente a como me hablo tu boca.
Ojala encuentres ese ser perfecto, sin  problemas ni dolores, con el que sí logres ser feliz. Tu extranjera de cabello negro, supongo. Ja.
Ojala que mañana no abras los ojos y descubras que tus labios no saben moverse sin la ayuda de los míos.
Ojala no descubras que sólo mis manos sabían descubrirte, que sólo mi cuerpo se dejaba descubrir.
Ojala que no me busques. Ojala que no me encuentres.
Ojala nunca te claven una navaja que atraviese tu ser, al grado de dejarlo herido.
Ojala nadie te juzgue y te deje solo, si es que tienes la confianza de mostrar la hendidura de tu herida.
Ojala algún día te des cuenta de que todos en este plano existencial... estamos demasiado dañados para ti...
Ojala...

jueves, 23 de febrero de 2012

Tu negro cinturón.


*

Me miras. Miras mis ojos y me das esa seguridad que necesito. La seguridad de que somos sólo amigos, pero nos gusta probarnos como algo más. Tomas mi mano y potencias mis suspiros a gritos explotados. 
Siento mi cuerpo distorsionado por tus caricias ajenas. Por tus manos que, con aprensión, torturan los poros de mi cuerpo dispuesto. Dibujan las formas de mi estado agitado... tus manos que me convierten en la única imagen deseable para ti. En lo más. 
Y te escucho. Te escucho deseándome. Comiendo mi respiración con increíble ansiedad. Tomando mi cabello como la cuerda que te ahogara más tarde. Mis piernas como dos pinzas que te atrapan y succionan. 
Y te tengo. Y me tienes. Terminando uno junto al otro en pleno éxtasis entre risas y suspiros. 
Tu la amas y yo a él. 
Pero me muerdo los labios lastimados, por volver a explotar junto a ti.

lunes, 13 de febrero de 2012

De la perdida innecesaria.

Voy a estar bien. Me repito una y otra vez mientras me meso como cliché de manicomio...
¿Pero cuando?
Ahora sé que termino. Que ya no tengo permitido esperar tu llamada. Soñar con tus ojos chiquitos, con tus labios que me encantan... 
Escondo mi dolor detrás de una servilleta, ahogando los sollozos que me provocan tus dudas. Más café. Más liquido caliente que calme el frío que me congela las venas, que me impide fluir.

Odio amar. Siempre me pasa. Por eso lo odio.

El dolor nunca ha lucido bien frente al espejo. Por eso mis lágrimas crecen cuando veo el reflejo de mis ojos aclarándose ante el rojo del contorno. 
Quisiera callar mi dolor. Dejar de volverlo público. De llorar frente a la gente... ese mal habito que me creaste. Ese de mostrar mis emociones afuera del escenario... debiste llevártelo contigo.
Me veo débil. Me veo víctima. No quiero. No puedo. No debo... No soy víctima... o quizá sí, víctima de mi misma... pero ese es un habito que trato de quitarme.
Volví a ser fuerte frente a ti- Me mantuve cuerda, racional. Ahorre mis lágrimas para cuando no estuvieras. Porque sólo tu sabes como odio que ellas logren chantajearte.
Llorar en un lugar público, vaya "cursilería". Lloro sentada en el sillón que me vio reír, aun antes de conocerte. En el sillón que me vio besarte. Que me vio abrazada a ti, simulando que dormía, sólo para sentir como protegías mi sueño contra todo. En el sillón que te escucho decir "Te amo". Que te creyó tu amor por mi. Lloro. Lloro sola, porque tu ya no estas conmigo, ya no lo vas a estar. Lloro sola porque así es como estaré a partir de hoy.
Escuche las señales incorrectas y ahora pago el precio de la ilusión. Esa que siempre me hace volar más de la cuenta...
Ya no quiero volar.
No sé porque no entiendo que no sé cómo hacerlo.
Y si te enamoras, ¿qué va a pasar conmigo? Si te enamoras ¿cómo harás para llevarte lo que siento e inyectarlo en alguien más? ¿cómo harás para robarte cada frase que me dijiste y trasportarla al presente con ella? ¿cómo hago yo para dejar de sentirte tan mio? ¿cómo borro los significados que creamos en común? ¿cómo borro tu sonrisa de mis sueños más frecuentes?...
¿Cómo vuelvo a dormir sin pensar que, al abrir los ojos, 
veré tu semblante de niño... 
sentiré tu respiración agitada...  
escucharé tus preguntas incoherentes, continuación de tus sueños?
Voy a estar bien. Siempre vuelvo a estar bien. Pero hoy, hoy quiero beberme el dolor hasta perder la conciencia... quiero sentirme libre y disfrutarlo como antes, como siempre... Quiero llorar por la muerte, por mi pasado, pero dejar de hacerlo por ti.
Ojala me hubieras amado como te ame. Como te amo... ¿Y si sí lo haces? Ni como saberlo... Ya no importa.

Dolor.

Hoy no llamaste. Son las dos de la mañana y, sin embargo, sigo pegada al celular. Soñando con que tu tampoco puedes dormir, que no soportas no hablar conmigo en todo un día. Que no sobrevives a la falta de mi voz... sueño que te sientes como me siento yo. Pero sólo eso. Sólo sueño. 
No llamaras.
La confusión y el enojo me devoran. A veces quisiera que todo fuera claro . Que lo nuestro estuviera en el negro o en el blanco... Sólo Dios sabe como odio vivir en el gris.
Quiero saber. Saber qué sientes... qué piensas... qué quieres. Si me quieres, si me amas, si me necesitas... si me sufres como te sufro yo.
Quiero sacar las nubes que proclaman mi pensamiento.
Me derrito. Me rompo. Me desplomo.
Me desintegro en el dolor que no puedo controlar... No logro escribir. Me pierdo mirando el humo de el incienso que arde junto a mis velas gastadas... "Eres bien bruja" dirías... "Sí, pero te amo" respondería yo...
No entiendo. No logro comprender porque amándome como te amo, no corres hacia mi y cortas mi suministro diario de lágrimas. 
Busco mis lágrimas y toco mi piel. Mi piel. Tuya. Tu cuerpo formado sudando sobre mi. Me sumerjo en los recuerdos y me hace pensar en todo el tiempo que ha pasado desde la última vez que te tuve en mi cuerpo... quizá eso afecto. Quizá ya no me sentías. Ya no te provocaba el deseo de devorarme. Pero... ¿por qué? ¿qué cambio?
Te amo.
Las navajas de mi pensamiento me tientan. Quiero sentir terror por el flujo incontrolable de mi vino personal. Quiero y, como no debo, muerdo mi labio con fuerza. Grito por dentro y te maldigo por no llamarme. Por no decirme que me amas. Quizá, incluso, por no amarme como te amo yo. Me duele. Me molesta mi dolor. Mis trastornos. Porque sé que conocerlos termino por asustarte, o quizá no, quizá simplemente termino por convertirme en mi Ángel Guardián... Y todos sabemos que un Ángel no quiere ser responsable del dolor. De mi dolor. Del dolor de tu protegida a la que quieres salvar. 
Te tengo una noticia: 
Estas despedido Ángel Guardián.
 No quiero que me protejas de todo mal, quiero que me ames y entregues tu maldad a mi... sigues sin llamar.
Encapsule mis lágrimas y ahora no puedo soltarlas, por más necesario que lo sienta. Me preocupa. Una sabía mujer me dijo que si evito sentir una sola cosa, y lo logro, todo lo demás que siento, también se ira. Yo busco no sufrirte más. Y preocupa. Preocupa que algún día llegues amándome. Diciendo que el tiempo paso. No quiero que cuando, para ti, pase el tiempo necesario, para mi haya pasado tiempo de más.
Debo dormir...
Y nunca llamaste.
Ojala pudiera llorar.